Sin saber la receta a simple vista puede aparentar ser un bizcocho de yogur tradicional, pero no lo es.
No lleva yogur y contiene muy poquito azúcar y muy poquita harina. Queda muy esponjoso, pudiéndose acompañar de trocitos de fruta o almendra picada.
La pega que le pondría es que, con las cantidades que traía la receta, sale un bizcocho pequeño, ideal para un tarde de café o merienda rápida. Si lo pensáis hacer para una cena o comida con más de 4 personas, os recomiendo doblar las cantidades ;)
- 112 g de mantequilla a temperatura ambiente.
- 168 g de azúcar blanco.
- 168 g harina con levadura.
- 2 huevos.
- 4 cucharadas de leche.
- 1 limón.
Rallamos la piel de limón, lo exprimimos y reservamos ambos.
Batimos la mantequilla y el azúcar hasta formar una crema. Añadimos
los huevos, la ralladura de limón y dos cucharadas del zumo.
Tamizamos la harina y la incorporamos, añadiendo al final la
leche. Batimos todo bien para que lograr una masa homogénea.
Engrasamos un molde con mantequilla y vertemos la masa en
él. Metemos al horno precalentado a 170ºC, durante 45-50 minutos (dependiendo
del horno, mejor comprobar a los 25 minutos cómo va).
Una vez cocinado, retiramos del horno y dejamos enfriar
sobre una rejilla. Podemos decorarlo con azúcar glas, chocolate o hacer un
glaseado.
Para hacer el glaseado emplearemos el resto de zumo de limón
y 112 g de azúcar glas. Los ponemos en un cazo y removemos hasta que el azúcar
se haya disuelto.
Cuando el bizcocho salga del horno, hacemos unos agujeros
con un palillo por la parte superior y echamos el glaseado por encima, dejando
el postre en el molde hasta que el glaseado esté completamente frío.
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